Acaban de llamarme por teléfono.
Se ha muerto mi tio Manolo.
Hacía diez minutos que llegaba a mi casa,
venía de verlo en Can Ruti,
por lo menos me ha dado tiempo para despedirme,
aunque él no se enteraba,
estaba sedado para evitarle el sufrimiento.
Esta vida es injusta, cuando te repones de un palo,
viene por la espalda y te dá otro.
Como ha dicho mi hermana en el hospital,
la muerte no entiende de edades, ni sexo.
Elige a alguien y se lo lleva. Así sin más.
Tio, te deseo un feliz viaje,
no te preocupes por los que nos quedamos,
hemos aprendido a vivir, pese las adversidades.
Cuando llegues al final del destino,
da muchos besos a todos los que te están esperando,
con los brazos abiertos.
No nos olvides, nosotros nunca lo haremos.
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